Hace poco más de tres meses que finalizó la restauración
del Palau dels Ossets, un antiguo palacio del siglo XVI situado en El Forcall -población cercana a Morella, en la zona de Els Ports, interior de Castellón-, que se ha rehabilitado como hotel con encanto de 4 estrellas, un trabajo que han llevado a cabo los arquitectos Jaime Sanahuja y Mar Nadal así como el aparejador Javier García Martín-Romo.
En este número nos adentramos en este interesante trabajo de remodelación, rehabilitación y puesta en valor del Palau dels Ossets asistiendo al paso a paso de la restauración y
analizandos las diferentes soluciones constructivas y materiales empleados. Antes que nada, cabe indicar que la edificación responde a la tipología de palacio renacentista aragonés, estructurado en cuatro niveles: la planta baja solía estar semienterrada, donde se disponían las caballerizas, el almacenaje y estancias para la servidumbre, también contaba con un importante zaguán y escaleras principal y secundarias. Sobre esta planta, y con acceso desde la plaza, se situaban los aposentos de verano y zonas de servicio. La planta principal estaba formada por el recibidor, la capilla, la sala con ventanas y cortejadores, la cámara, las alcobas y la cocina. La planta bajo cubierta remataba la fachada con la galería de arquillos.
La fachada de sillería está dividida en tres y cuatro niveles, según fachadas: en el primero se encuentra la puerta de acceso rematada con arco de medio punto, en el segundo se abren vanos adintelados y en la tercera se encuentra rematada por la típica galería de arquillos aragoneses. Los elementos de fachada destacable serían la puerta de entrada con arco de medio punto y dovelas de gran tamaño; las ventanas con jambas, dinteles y alfeizares de piedra con molduras talladas; las rejas de forja, situadas en una ventana de la planta baja en la fachada de la Plaza, y otra en la planta piso de la fachada a la calle de los Dolores.
Toda la edificación se remata con un importante alero de madera con doble can, de 1’45m de vuelo, sobre arcada de 36 vanos labrados en distintas formas.
El palacio construido a finales del siglo XVI y principios del siglo XVII, ya fue objeto de una remodelación interior, prácticamente integral, en 1993, con el objetivo de convertirlo en un establecimiento hotelero; con la reciente intervención de 2008 se ha decidido apostar por la creación de un establecimiento de los denominados ‘hoteles con encanto’, que por sí mismo constituya un atractivo turístico de calidad. El proyecto de intervención arquitectónica ha buscado «sacar todo el potencial» de este palacio y «lograr que el edificio sea un destino en sí mismo». Se ha dotado a las estancias de mayor amplitud, al pasar de las 20 habitaciones iniciales a 16, tres de ellas del tipo junior suite. Todas ellas son diferentes y están ambientadas según las estaciones del año. Además, se ha dotado al hotel con un spa con sauna, ducha de contrastes, zona de hidromasaje y zona de relax, todo ello situado en el espacio aprovechable sobre la planta bajo cubierta.
Entre las actuaciones más importantes realizadas, el proyecto ha variado el acceso principal al hotel, que se produce directamente desde la plaza. De esta manera el hall se convierte en el corazón del hotel en donde nos encontramos con la recepción, la cafetería y un pequeña zona de estar. Desde este espacio de acceso, se accede al restaurante a través de una escalera ligera de estructura metálica y madera, donde nos encontramos con el arco restaurado, la zona de restaurante, un salón privado y una bodega. También se ha recuperado la antigua capilla existente en la planta noble, que se había convertido en el vestíbulo del ascensor, y que tras la intervención luce todas sus cualidades arquitectónicas recuperadas.
Se ha variado el trazado de la escalera principal en la planta primera, dotando a ese espacio de una riqueza espacial y de comunicación entre las dos plantas principales.
Desde el punto de vista de los materiales utilizados, se ha querido ser conservador con la estética del palacio renacentista, utilizando materiales nobles como la madera de iroko en las carpinterías exteriores, madera de roble en el suelo de las habitaciones y algunas zonas comunes, mármol travertino en el restaurante y zona de acceso, madera de roble en los panelados y en la carpintería interior. Las escaleras nuevas se han elaborado con estructura metálica y madera de roble maciza en los peldaños, y se ha revestido de madera de roble la escalera existente.
La intervención principal se ha producido en las habitaciones, todas nuevas y más amplias, dotadas de amplios baños con superficies acristaladas que generan amplitud tanto en el interior de los mismos como en el conjunto de la habitación, empleando en el revestimiento la piedra como material principal, combinando el travertino con la pizarra.
Para el mobiliario fijo, consistente en la armariada y bancada de soporte para la TV, se ha recurrido a un sobrio diseño de madera continua, que presenta el adecuado fondo neutro a la potente ambientación textil, cortinajes, cabeceros de las camas, ropaje de las mismas, etc, que confieren una atmósfera rica en cromatismos y texturas diferentes en cada uno de los espacios.