Una de las propuestas más interesantes de la reciente edición de Construmat fue la que expuso Elisava (Escola Superior de Disseny i Enginyeria de Barcelona), un sorprendente pabellón dinámico que interacciona con su entorno, diseñado a partir de nuevos materiales y tecnologías digitales. Esta impresionante construcción (PARA-Site) tiene la particularidad de ser adaptable y sensorizada, así como de estar dotada de sistemas de actuación que responden a los estímulos exteriores y que interactúan con el entorno.
El pabellón ‘PARA-Site’ que se instaló en Construmat constituye el primer prototipo de arquitectura interactiva y experimental de sus características que se desarrolla a escala real en nuestro país. Así pues, ocupa una superficie de 60,75 metros cuadrados (13,5 metros de longitud y 4,5 metros de ancho) y 3 metros de altura y ha sido desarrollado íntegramente en las instalaciones de la escuela, tanto el diseño, como la computerización y la materialización.
El montaje, que queda listo en menos de dos horas, incluye el encaje de más de 100 piezas no estándares pre-fabricadas y cerca de 60 metros cuadrados de composite reforzado con fibra. Este pabellón genera espacios utilizando las características intrínsecas de los materiales, conformando una estructura que encuentra su punto de equilibrio mediante la superposición y traslación de nodos en bandas paralelas (‘form finding’).
Tiene la capacidad de ampliar o reducir la superficie que ocupa en función de la presencia de visitantes en su interior, optimizando los requerimientos de espacio y el consiguiente gasto energético.
Para conocer más sobre este prototipo a escala real de uno de los proyectos llevados a cabo este año por los alumnos y profesores del Máster en Diseño Avanzado y Arquitectura Digital (ADDA) de ELISAVA, hablamos con el director del Máster, Jordi Truco, quien nos cuenta cómo nació la idea de este sugerente trabajo expuesto en Construmat y reconstruido en la sede de Elisava el pasado 8 de junio para presentarlo también en la escuela.
Este proyecto de arquitectura concibe el espacio como un sistema ‘vivo’ con capacidad de reaccionar en un entorno que vive y adaptarse a éste y ha sido desarrollado por el equipo de Biodesign, referente en temas de investigación y en sistemas de arquitectura adaptativa. El director del Máster comenta que “este proyecto experimental nace dentro de un postgrado en el que centramos el curso en llevar al límite las capacidades que tienen los materiales cuando se presionan, cuando reciben fuerzas externas. Desde la flexocomprensión de las láminas, utilizamos los anclajes para que se generen unas formas concretas. Movemos la posición de anclaje a través de esos anclajes móviles (actuadores) y con éstos y teniendo un control vía código, dirigimos el prototipo”, detalla.
Truco comenta que su equipo lleva nueve años trabajando adaptaciones de control paramétrico vía software para controlar materiales. “Hemos querido explorar el límite de generación de formas del material y la adaptabilidad del objeto. La parte más simbólica, la que persigo como investigación, es proponer la arquitectura como un sistema con capacidad de percepción del entorno, que recibe estímulos vía sensores y se reconfigura y se adapta en función de esos estímulos”. Así, ejemplifica que “las lamas se separan cuando se deforman, ya que el objetivo es que se detecte la luz y en función de ésta, se abran o cierren las lamas de manera automática”.
El sistema tiene capacidad de reconfigurarse y lo ambicioso del proyecto, según Truco, es que “lo que se mueve es el material, la piel y la estructura a la vez, de modo que la estructura es móvil, la propia forma del objeto, lo que lo convierte en una línea orgánica, casi un proyecto ‘vivo’”, explica.